Un terrible patrón
Hace pocos meses el Presidente en conferencia de prensa, cuestionó los estados contables de un medio de comunicación privado.
Que el Jefe de Estado se entrometa en las finanzas de una empresa privada, desde luego, deja un sabor amargo porque es evidente el abuso.
En especial, cuando es un medio de comunicación cuya línea editorial es en muchas ocasiones contraria al Presidente.
Ahora un ministro de gobierno, con bastante autobombo y cierta ostentación, denunció ante la prensa un multimillonario caso de evasión fiscal.
Se refirió a un banco cuyo propietario es también dueño de un medio de comunicación, con una línea informativa contraria al gobierno.
El capítulo se vuelve más obscuro cuando se descubrió que la Fiscalía General ya había pedido la desestimación de la denuncia contra el imputado.
Entonces, haya sido por negligencia o con evidente dolo y culpa, el ministro presentó un caso ya desestimado como un acto delictivo impune.
Si todo se debió a su negligencia, entonces la ineptitud y la torpeza ministerial son mayúsculas. Aquí el ministro está en deuda y debe ofrecer una disculpa antes de firmar su renuncia.
En el segundo caso, si la intención fue golpear al propietario de un diario digital, el abuso del poder es inaceptable. Igual debe renunciar y reparar el daño causado.
La palabra vendetta es un italianismo. Se usa en contextos referidos a organizaciones mafiosas, su raíz latina es "vindicatum", que significa venganza.
En el aire queda un mal olor. Se siente un malestar en el ánimo, una intranquilidad creciente, porque se mira un patrón de comportamiento muy peligroso.